martes, 26 de marzo de 2013

La particular cruzada de las aduanas contra el contrabando de especies



Esta serie de entradas están escritas por los alumnos del Grupo C - MUGIE 2014.

Esta entrada está publicada por Miguel García Peña



De todo cuanto el profesor ha explicado en las últimas sesiones, mi particular interés por la materia que trataré de acercaros a continuación me ha conducido a estos derroteros mentales con el fin de ampliar la información que aparece "tangencialmente" en el temario de la asignatura. Y es que recientemente se abordó muy brevemente el controvertido capítulo que atañe al papel que desempeñan las aduanas  en el control y la prohibición del comercio de ciertas especies animales y vegetales. Si bien el universo del transporte es más bien todo lo contrario a lo que se conoce como “ecofriendly”, las aduanas juegan un rol destacado en materia de biodiversidad y protección de determinadas especies animales. Más concretamente, me refiero al Convenio de Washington, que el pasado jueves 14 de marzo en la cumbre celebrada en Tailandia reconocía por fin el contrabando de especies como un crimen. 
Ese convenio fue adoptado en 1973 y prohíbe o limita considerablemente el comercio internacional —y por tanto el transporte— de 5.000 especies animales y 28.000 especies vegetales en vías de extinción o sujetas a la explotación excesiva. El comercio internacional está prohibido para muchas especies de animales (gorilas, elefantes, tortugas marinas, corales, conchas, vegetales...) y para sus productos derivados en todas las formas posibles (productos alimentarios, joyas y bisuterías, souvenirs para turistas, remedios...). Para otras especies, el transporte está muy reglamentado y requiere la obtención previa de un permiso CITES (Convention on International Trade of Endangered Species).

El Convenio de Washington está vigente en 175 países actualmente, incluyendo a España. Así, los servicios de aduana de los países signatarios velan por la aplicación del Convenio, en particular en los aeropuertos.

Uno de los principales problemas en este sentido sigue siendo la comercialización de ciertos “productos” como los objetos fabricados con marfil. Por ello, representa un logro muy importante de CITES que se haya tratado el problema de la gran demanda de productos ilegales en Asia, tanto del marfil como de aleta de tiburón o cuerno de rinoceronte (en países como Vietnam se le atribuyen propiedades anticancerígenas y se usa como remedio elitista para combatir la resaca). 

Así, por ejemplo, Vietnam tiene ahora el compromiso de tomar medidas concretas para reducir la demanda de cuerno de rinoceronte y la aplicación de medidas para combatir su comercio, como verificación en aduanas, redadas en establecimientos que vendan este producto y alertar a la población de que es ilegal comercializar el cuerno de rinoceronte.

Además, Internet se ha convertido en una de las grandes amenazas para las especies que están en peligro de extinción. Y es que la proliferación de sitios webs en los que es posible adquirir desde cachorros de león a huesos de tigre ha hecho que aumente el comercio de animales en peligro, según el diario británico 'The Guardian'.


Para terminar y si algo es claro, es que la solución del problema pasa por una concienciación individual de que, si existe tráfico ilegal de especies protegídas a escala internacional es porque hay personas que compran estos animales. En este contexto, mientras haya compradores también existirán traficantes dispuestos a conseguir esos animales al precio que sea y hacer un gran negocio con ellos, sobre todo si, en España, el traficante sólo se arriesga a pagar una multa.

Y vosotros, ¿qué pensáis?

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