miércoles, 30 de enero de 2013

Segundo asalto del caballo de hierro



Esta serie de entradas están escritas por los alumnos del Grupo C - MUGIE 2014. Esta entrada está publicada por Guillermo Romeu.

    La gran mayoría del transporte internacional de mercancías se realiza actualmente en barcos cargueros. Sus ventajas son muchas, desde la capacidad de carga, muy superior a cualquier otro medio de transporte, hasta sus costes o la velocidad de los nuevos modelos. Sin embargo, actualmente, debido en gran parte a motivaciones medioambientales, el ferrocarril está ganando puntos para convertirse en el medio de transporte de distancias cortas frente a otros tipos de transporte. A todos nos vienen a la mente los desastres medioambientales derivados del transporte marítimo.

Consecuencias del vaciado y limpieza de los depósitos de los barcos cargueros

   El auge del ferrocarril se apoya en una serie de fortalezas, como son una mayor eficiencia en el consumo de energía (lo que permite reducir los costes) y una disminución en las emisiones de CO2 (lo que disminuye la contaminación local).

     El sector del transporte es el segundo mayor emisor de CO2 en Europa, acumulando hasta el 23% de las emisiones totales. Con los objetivos de cumplimiento en materia de contaminación asumidos por los países de la UE, el ferrocarril se plantea como una alternativa muy prometedora. Sin embargo, la cuota de transporte en tren apenas supone el 5% de las mercancías transportadas en España.

Podría ser el Expreso de Hogwarts , pero se trata del futuro del transporte logístico


    El crecimiento del ferrocarril debe plantearse unido a un cambio en el modelo logístico, que combine cada medio de transporte a gusto del cliente. Por ahora, los servicios ferroviarios no cuentan con el factor de flexibilidad y calidad que precisan los clientes, por lo que requieren habitualmente de combinaciones de trasporte con carretera o barco. Para que el ferrocarril se convierta en el medio de transporte del futuro, deberán cumplirse unas medidas:

1.       Que el ferrocarril sea eje del transporte combinado (aquel que utiliza dos o más formas de transporte diferente). Habrá que dotar a la infraestructura ferroviaria española de accesos mejorados a puertos, aeropuertos y fronteras, y facilitando la conexión con los transportes por carretera.
2.       Aumentar la productividad del transporte por ferrocarril actual, empleando la capacidad sobrante de la red de pasajeros convencional y aumentando la velocidad media de conducción, la longitud y ocupación de los trenes, para reducir el coste de este tipo de transporte.
3.       Armonizar los sistemas de gestión de circulación con la Unión Europea, y potenciando la red ferroviaria transeuropea y los corredores transfronterizos.
4.       Reducir las barreras a la competencia para permitir la entrada de nuevos operadores.

   El cumplimiento de estas medidas supondrá una mayor utilización del ferrocarril, contribuyendo al desarrollo de una economía más eficiente y baja en emisiones. Eso sí, la inversión en infraestructura tendrá que ser elevada, por lo que probablemente se posponga sine die este proyecto tan beneficioso para la economía. Parece que a corto plazo no podremos disfrutar del chachachá del tren, como dictaba aquella  canción de Mocedades.

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