Esta serie de entradas están escritas por los alumnos del Grupo C - MUGIE 2014.
Esta entrada está publicada por Miguel García Peña
Hace unas semanas abordamos en
clase la idiosincrasia de la geografía española y su trascendencia en el
sistema de transportes que se ha desarrollado a lo largo de los siglos en nuestro país.
Sabemos, por ejemplo, que para acceder a la Meseta Central (donde está Madrid) desde Europa, hay que atravesar los Pirineos y el Sistema Ibérico. Los antiguos romanos, los visigodos, los árabes y los
cristianos tuvieron dificultades en la conquista de territorios debido los
problemas que los accidentes geográficos y montañosos les ocasionaban. Salvar
este tipo de obstáculos también ha procurado, a lo largo de los últimos siglos,
una falta de medios de transporte modernos que supuso, a las claras, un
importante retraso para el país en el desarrollo de la Revolución industrial.
Rutas fluviales que fueron usadas para el transporte de madera |
En esta línea, si algo me llamó
particularmente la atención es la escasa presencia del transporte fluvial en
nuestro país. Así pues, decidí investigar y logré encontrar un interesante
documento que reivindica el importante papel que desempeñaron los modestos ríos
españoles en el trasporte de madera durante siglos cuando la madera
representaba ese oscuro objeto de deseo no sólo de la industria astillera, sino
del grueso del sector de la construcción. También era muy demandado en carpintería
para la fabricación de envases de madera (necesarios para la exportación de
naranjas y vino, entre otros), o para el consumo de traviesas de ferrocarril,
postes de telégrafo y teléfono o las vigas en la minería.
Con anterioridad al trasporte
por ferrocarril y carretera una parte de la madera de España fue conducida por
los ríos Ebro, Tajo, Júcar, Turia, Segura y Guadalquivir. De ella eran
abastecidos los astilleros de Cartagena, Cádiz y Ferrol y representó una
actividad habitual desde los tiempos de la dominación musulmana hasta
principios del siglo XX. Así, por
ejemplo, las hayas y los abetos bajaban de los Pirineos y los Pinos de la
Serranía de Cuenca y de la Sierra de Segura. Por su parte, los “gancheros” eran
los operarios encargados de la flotación de los troncos en los ríos y su
despliegue urgía de cientos de trabajadores para poder ejecutar correctamente
todo el procesos a lo largo de los kilómetros del río en cuestión.
Representación actual de la práctica ya extinta en un municipio gallego |
Hoy en día quedan vestigios de
esta extinta actividad en algunas manifestaciones culturales y de folclore de
algunas localidades españolas, pero su desaparición fue inevitable a la vista
de la llegada del acero en detrimento de la madera, la competencia del sector
maderero europeo y las mejoras del transporte, sobre todo del ferroviario.
Podéis descubrir más cosas sobre el transporte fluvial de madera AQUÍ
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