Esta serie de entradas están escritas por los alumnos del Grupo C - MUGIE 2014.
Esta entrada está publicada por Miguel García Peña
De todo cuanto el profesor ha explicado en las
últimas sesiones, mi particular interés por la materia que trataré de acercaros
a continuación me ha conducido a estos derroteros mentales con el fin de
ampliar la información que aparece "tangencialmente" en el temario de
la asignatura. Y es que recientemente se abordó muy brevemente el controvertido
capítulo que atañe al papel que desempeñan las aduanas en el control y la
prohibición del comercio de ciertas especies animales y vegetales. Si bien el universo del
transporte es más bien todo lo contrario a lo que se conoce como “ecofriendly”,
las aduanas juegan un rol destacado en materia de biodiversidad y protección de
determinadas especies animales. Más
concretamente, me refiero al Convenio
de Washington, que el pasado jueves 14 de marzo en la cumbre celebrada en
Tailandia reconocía por fin el contrabando de especies como un crimen.
Ese convenio fue adoptado en 1973 y prohíbe o limita considerablemente
el comercio internacional —y por tanto el transporte— de 5.000 especies
animales y 28.000 especies vegetales en vías de extinción o sujetas a la
explotación excesiva. El comercio internacional está prohibido para muchas
especies de animales (gorilas, elefantes, tortugas marinas, corales, conchas,
vegetales...) y para sus productos derivados en todas las formas posibles
(productos alimentarios, joyas y bisuterías, souvenirs para turistas,
remedios...). Para otras especies, el transporte está muy reglamentado y
requiere la obtención previa de un permiso CITES (Convention on International
Trade of Endangered Species).
El Convenio de Washington está vigente en 175 países actualmente, incluyendo a España. Así, los servicios de aduana de los países signatarios velan por la aplicación del Convenio, en particular en los aeropuertos.
Uno de los principales problemas en este sentido sigue siendo la
comercialización de ciertos “productos” como los objetos fabricados con marfil.
Por ello, representa un logro muy importante de CITES que se haya tratado el
problema de la gran demanda de productos ilegales en Asia, tanto del marfil
como de aleta de tiburón o cuerno de rinoceronte (en países como Vietnam se le
atribuyen propiedades anticancerígenas y se usa como remedio elitista para
combatir la resaca).
Así, por ejemplo, Vietnam tiene ahora el compromiso de
tomar medidas concretas para reducir la demanda de cuerno de rinoceronte y la aplicación de medidas para combatir su comercio, como verificación en
aduanas, redadas en establecimientos que vendan este producto y alertar a la
población de que es ilegal comercializar el cuerno de rinoceronte.
Además, Internet se ha convertido en una de las grandes amenazas para
las especies que están en peligro de extinción. Y es que la proliferación de
sitios webs en los que es posible adquirir desde cachorros de león a huesos de
tigre ha hecho que aumente el comercio de animales en peligro, según el diario
británico 'The Guardian'.
Para terminar y si algo es claro,
es que la solución del problema pasa por una concienciación individual de que,
si existe tráfico ilegal de especies protegídas a escala internacional es
porque hay personas que compran estos animales. En este contexto, mientras haya compradores
también existirán traficantes dispuestos a conseguir esos animales al precio
que sea y hacer un gran negocio con ellos, sobre todo si, en España, el
traficante sólo se arriesga a pagar una multa.
Y vosotros, ¿qué pensáis?
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